Deporte de Competición: Orientación a los Padres (III)
Los Padres y la Competición
Padres sobreprotectores
Descripción de la situación
Hay padres que no ven más que los riesgos o algunos inconvenientes asociados a la actividad deportiva: lesiones, peligros en los desplazamientos, menor atención a las obligaciones escolares, posibilidad de malas compañías entre sus compañeros de equipo…
En unos casos se están planteando la posibilidad de retirar a su hijo de la práctica deportiva, y en otros pretenden que se eliminen de forma absoluta los riesgos, o incluso que se les facilite máxima confortabilidad o protección en la práctica, exigiendo todo tipo de medios: practicar en instalaciones cubiertas, con calefacción, dotarse de médico y ambulancia en la instalación, intervención de psicólogo…
Consecuencia
El miedo que tienen los padres se transmite a los niños, que acaban temiendo los riesgos de cada una de las situaciones en las que sus padres les han aleccionado o prevenido desmesuradamente. Son niños que practican el deporte de una forma insegura, temerosos. Y que, probablemente, en un futuro se mostrarán más débiles ante momentos difíciles o circunstancias de la vida menos favorables.
Consejo
Toda actividad física conlleva un riesgo, es consustancial a la práctica – o va implícita en la misma- y al aprendizaje, como los primeros pasos del niño en su primer año de vida. Pero los beneficios que a la larga produce son enormes, si se lleva a cabo de una forma natural y serena, sin obsesiones, en cuanto a la relación con el medio físico y con las personas. Si se considera que las instalaciones disponen de condiciones de seguridad suficientes y confiamos en que nuestros hijos están en manos de técnicos cualificados y con experiencia, no hay por qué temer nada. Ellos conocen las capacidades físicas a esa edad, son conscientes de las diferencias individuales en la evolución física y saben como trabajar con los niños. Conociendo así mismo las condiciones de los recursos con los que trabajan y las circunstancias que favorecen una correcta maduración en el aprendizaje y el desarrollo físico y motor.
Nuestra labor como padres pues, no es transmitir inseguridad o “poner una alfombra roja” a nuestros hijos, facilitándoles los mejores medios y condiciones “asépticas” de práctica, sino acompañarlos en sus dificultades para que aprendan a superarlas y apoyarles para que sepan adaptarse a las circunstancias adversas.
En todo caso si se tiene alguna duda al respecto, se puede comentar tranquilamente con los técnicos del Servicio Deportivo y con el monitor responsable de la actividad, esto aclarará la situación y dará tranquilidad a los padres.
José Luis Jaraiz Azcona